Jocelyn Bell, la mujer que descubrió uno de los objetos más intrigantes del Universo observable.
Jocelyn Bell al lado del telescopio que ella misma construyó como proyecto doctoral |
Su proyecto doctoral consistía en la construcción de un telescopio que detectase ondas de radiación electromagnética (ondas de luz) enfocado a las ondas de radio; esto con el objetivo de medir las ondas electromagnéticas emitidas por los, entonces recientemente descubiertos; cuásares (dícese cuásar de un objeto que emite ondas electromagnéticas de ondas tanto visibles como no visibles (incluyendo rayos X y gamma), su naturaleza hoy nos es aún desconocida). El telescopio de Jocelyn (que ella construyó manualmente) constaba de una resolución asombrosa. Apuntando al centro de la Nebulosa del Cangrejo (M1), descubrió una fuente de radiación muy tenue con una periodicidad extraordinaria, de poco más de 1,3 segundos. Al principio, sus compañeros especularon que se podría tratar de una obra de vida inteligente extraterrestre, pero Jocelyn pronto descartó esta idea al medir desde otros ángulos del firmamento señales similares. Hoy en día sabemos que los objetos de donde provenían estas señales de radiación son púlsares (estrellas de neutrones), algo así como un núcleo atómico de proporciones astronómicas, lo que le confiere el título de ser el único objeto conocido en el que se puede observar la materia a nivel nuclear.
Para introducirnos algo más en su biografía, introducimos aquí fragmentos de una entrevista formulada a la misma Bell.
Según ella, cuando comenzó a estudiar ciencias a los 14 años en el instituto, ya estaba claro que era buena en Física, aunque no sabía qué clase de la misma querría estudiar en un futuro. Su padre, cuenta, tenía un montón de libros de autores notables, como Fred Hoyle, a los que Bell se encontró a sí misma profundamente enganchada. Es por esto que decidió, en caso de ser posible; estudiar Astronomía.
Saltaba a la vista la grandísima mayoría de hombres en las clases de, la que entonces era así llamada; Filosofía Natural, el equivalente de la Física actual. Cuenta que en su curso, eran ella y 49 hombres los que estudiaban en una sala, aunque algunos años llegó a haber hasta 3 mujeres, relata Jocelyn. Cuenta asimismo que entonces era tradición en la Universidad de Glasgow, que cuando una mujer subía al anfiteatro(un espectáculo inusual) ; todos los hombres empezasen a silbar, golpear el suelo... en resumen; alborotar. Cuenta que si una se ruborizaba, acentuaban este comportamiento aún más.
En cuanto al así llamado síndrome del impostor, Jocelyn cuenta que ella lo sufrió durante su estancia en la Universidad de Cambridge, con objetivo de hacer un doctorado en Radioastronomía; sentía que no era lo suficientemente inteligente como para situarse entre sus compañeros, que incluso sentía miedo de que descubriesen su supuesta incapacidad y la expulsasen. Cuenta también que esto afectó a su trabajo positivamente, aportándole mucha diligencia; en tanto que creía que ella era menos inteligente que el resto de gente en Cambridge, al haber viajado de un pueblo de provincia norirlandés al centro del conocimiento de su patria. Trabajaría muchísimo todos los días de la semana. Los dos primeros años, se los pasó construyendo un radiotelescopio. Al tercer año, en 1967, cuando este pudo comenzar a funcionar; se aseguró de analizar las extensísimas cartas astronómicas con detalle y precisión extraordinarias, cuenta que en 6 meses acumuló 5 km de papel, que ella escaneó con sus propios ojos.
Una de las cartas que buscaba para entender correctamente el funcionamiento del telescopio resultó ser un púlsar. Aunque el telescopio había sido construido para satisfacer el interés de la comunidad científica respecto a los entonces recientemente descubiertos cuásares, este contaba de tantísima resolución que permitió captar objetos astronómicos hasta entonces desconocidos por la raza humana. Al principio, sus supervisores y compañeros pensaban que era obra de una civilización extraterrestre, o del hombre, hipótesis refutada por la detección de otras señales similares provenientes de otros lugares del firmamento.
Poco después de su gran descubrimiento, Jocelyn Bell se casó y tuvo que dejar un poco de lado la investigación en primera línea, para satisfacer la concepción social de que era casi malo que las mujeres casadas trabajasen; ya que esto indicaba una escasez en la renta del marido. Muy poco tiempo después de que su hijo dejase la escuela, su marido se fue y por fin pudo volver a lo que siempre había amado; la investigación científica.
Bibliografía: mujeresconciencia.com
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