Michael Rowan-Robinson, de 79 años, profesor emérito de astrofísica en el Imperial College de Londres y expresidente de la Royal Astronomical Society, ha encontrado evidencia de un objeto desconocido en el Sistema Solar. Uno que según él bien podría se el tan buscado Planeta Nueve.
En un artículo publicado en el servidor arXiv, el célebre astrónomo británico sugiere que el nuevo objeto sería entre tres y cinco veces más masivo que la Tierra, y que órbita alrededor del Sol a una distancia de 225 Unidades Astronómicas. Una Unidad Astronómica equivale a 150 millones de km y es la distancia a la que la Tierra órbita al Sol.
La nueva evidencia, explica Rowan-Robinson, fue hallada al revisar los viejos datos del observatorio orbital IRAS, el primer telescopio espacial de infrarrojos, lanzado a principios de 1983 y que durante 10 meses (hasta que agotó su combustible) observó más de 250.000 fuentes de infrarrojos, detectando sus emisiones de calor contra la fría negrura del espacio.
Rowan-Robinson decidió 'revisitar' los datos de IRAS por si alguna evidencia del Planeta Nueve hubiera sido pasada por alto por otros investigadores. En su estudio, se fijó especialmente en los objetos que se habían movido lentamente entre una y otra observación del satélite, descartando así tanto las fuentes más distantes, como galaxias (que prácticamente no se habrían movido), como los cuerpos de movimiento rápido, entre ellos cometas y asteroides.
Dado que la Tierra se mueve alrededor del Sol, durante sus 10 meses de actividad las observaciones de IRAS se hicieron desde ángulos diferentes, lo que permite medir el paralaje de cualquier posible cuerpo planetario. El paralaje es el ángulo formado por dos líneas de observación de un mismo objeto desde dos puntos diferentes. Un buen ejemplo para entenderlo es colocar un dedo frente al rostro y observarlo alternativamente con un solo ojo, cerrando el otro. El dedo parecerá estar en lugares diferentes según con que ojo se mire, ya que los ángulos de visión varían ligeramente.
Entre los cientos de datos analizados, el veterano astrónomo se fijó especialmente en tres observaciones de IRAS, realizadas en Junio, Julio y Septiembre de 1983, tiempo suficiente para registrar un movimiento que permitiera medir el paralaje. Y en ellas aparece una fuente hasta ahora desconocida y compatible con un gran objeto entre tres y cinco veces más masivo que la Tierra.
En su artículo, el investigador admite que las observaciones no son de alta calidad y que se realizaron en una región de cielo llena de filamentos de gas galáctico. Y también reconoce que un estudio más reciente de la misma región, llevado a cabo por los telescopios Pan-STARRS, en Hawái, no logró registrar ningún objeto.
A pesar de ello, Rowan-Robinson opina que "dado el gran interés de la hipótesis del Planeta Nueve, valdría la pena comprobar si un objeto con los parámetros propuestos y en la región del cielo propuesta, es inconsistente con las efemérides planetarias".
Si realmente existe, el misterioso objeto propuesto por el investigador se encuentra en la constelación de Cefeo, una región del cielo muy alejada de las órbitas de los otros planetas, que están todos cerca de la Eclíptica (la línea aparente por la que 'transcurre' el Sol alrededor de la Tierra). Desde luego, está en un lugar muy diferente al que se calculó para el Planeta Nueve en un estudio de 2016.
Fuente: ABC ciencia