El trabajo publicado cuenta con la participación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), y concluye que el 21,1% de las 10.196 especies de reptiles evaluadas están en riesgo de extinción, es decir, 1.829 especies de tortugas, cocodrilos, lagartos, serpientes y culebras.
La principal conclusión es que el grado de amenaza al que están sometidos los reptiles está incluso por encima del de las aves, que es del 13,6%. En el caso de los mamíferos, el 25,4% está en riesgo. La peor situación es la de los anfibios: el 40,7% de estas especies están en peligro de desaparecer.
Pero no todos los reptiles están sometidos al mismo grado de presión: el 57,9% de las tortugas y el 50% de los cocodrilos del planeta están en una situación de riesgo.
Para encontrar la principal amenaza solo hay que fijarse en un mamífero: el ser humano. Las causas que ponen en riesgo a una de cada cinco especies de este tipo de vertebrados son: la deforestación, la ampliación de las zonas urbanas, la transformación de los suelos para incrementar la superficie agrícola o ganadera, las especies invasoras introducidas por el hombre... Y en el caso de las tortugas y los cocodrilos, la principal amenaza es la caza. El cambio climático se perfila también como una potencial amenaza para los reptiles.
Respecto a su distribución geográfica, el estudio apunta a que los reptiles amenazados se concentran en el sudeste asiático, África occidental, el norte de Madagascar, el norte de los Andes y el Caribe; los desiertos de Kalahari, Karoo y Sáhara; el norte de Eurasia; y las Montañas Rocosas y el norte de América del Norte. Y se concluye que el 30% de los reptiles que viven en las zonas boscosas están en riesgo de extinción, en comparación con el 14% de los radicados en hábitats áridos.
Esta situación, curiosamente, puede ayudar a esquivar el riesgo de desaparición de muchos de los reptiles amenazados, ya que los esfuerzos por preservar a especies más populares de aves y mamíferos que dependen de los ecosistemas boscosos pueden ayudar a su vez a proteger a los reptiles.
Pero los autores del estudio advierten de que todavía se necesitan medidas de conservación urgentes y específicas para proteger algunas de las especies de reptiles más amenazadas.
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