En 2024 se perdió una cantidad récord de bosques en el mundo, sobre todo por incendios, que superaron por primera vez a la agricultura como principal causa de destrucción forestal. Solo los bosques tropicales primarios perdieron 6,7 millones de hectáreas, el doble que en 2023. El cambio climático, el fenómeno de El Niño y el año más caluroso registrado empeoraron la situación.
Brasil, Bolivia, Colombia y países del África central fueron los más afectados, mientras que Indonesia y Malasia lograron reducir la deforestación. La pérdida global de bosques llegó a 30 millones de hectáreas, impulsada también por grandes incendios en Canadá y Rusia.
Esto supone un gran impacto ambiental: aumento de emisiones, pérdida de biodiversidad y efectos negativos para millones de personas. Aunque muchos países prometieron frenar la deforestación para 2030, la mayoría está retrocediendo en vez de avanzar.
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