09 marzo, 2022

Dubái, la ciudad en el desierto que lucha para no ser engullida por la arena

 El desierto nunca estuvo lejos de las puertas de Dubái. La capital del emirato homónimo, convertida ahora en un moderno centro financiero que, con sus tres millones de habitantes es la ciudad más poblada de Emiratos Árabes Unidos (EAU), está flanqueada por el mar, por un lado, y por una alfombra de arena aparentemente interminable por el otro.



La ciudad se enfrenta a un gran desafío: los invasivos desiertos que amenazan las tierras fértiles que quedan en el emirato.                                                                            

EAU tiene aproximadamente el mismo tamaño que Portugal, pero alrededor del 80% de su superficie terrestre ya es desierto

Su ecosistema es frágil y, en parte debido a la desertificación, gran parte de su tierra más valiosa está sometida a una presión cada vez mayor. Según un informe del gobierno publicado en 2019, "con el aumento de la población y los sistemas de consumo de alimentos, la degradación de la tierra y la desertificación se están volviendo rampantes"

Encontrar soluciones efectivas se ha convertido en una prioridad para el país. El objetivo no es conquistar el desierto, sino restaurar áreas de tierra que ya no son productivas.

La desertificación es un tipo de degradación de la tierra por la cual el suelo fértil y cultivable de regiones áridas o semiáridas se vuelve improductiva.                                

Por lo general, ocurre cuando hay una sobreexplotación de los recursos naturales, como el agua y el suelo, lo que hace que en esas tierras no crezca la vegetación.

Puede ocurrir de forma natural, pero es un fenómeno cada vez más vinculado, tanto en EAU como en todo el mundo, a la actividad humana; en concreto, al pastoreo excesivo, la agricultura intensiva y el desarrollo de infraestructura.

"La desertificación ocurre cuando la tierra y la vegetación, generalmente en los límites de los desiertos, están sobrecargadas", dice William H. Schlesinger,  un biogeoquímico.

Aproximadamente 12 millones de hectáreas se pierden en todo el mundo cada año como consecuencia directa de la sequía y la desertificación, el equivalente de 1.300 campos de fútbol cada hora.

En los últimos 20 años ha habido una grave pérdida de tierras valiosas. Según el Banco Mundial, EAU tenía 75.000 hectáreas de tierra cultivable en 2002, pero para 2018 habían disminuido a 42.300.                                                                                         

Los datos del organismo también indican que, en el mismo período, el porcentaje de tierras agrícolas en EAU cayó del 7,97% al 5,38%.

Fuente: bbc


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