Hace menos de un año, una investigación cuestionó que la objetividad fuera posible en el mundo cuántico, ya que aparentemente presenta una perspectiva única para cada observador, sin perder al mismo tiempo su validez universal.
Una nueva investigación clava ahora otra puntilla en la arquitectura del conocimiento humano: el razonamiento causal, según el cual todo evento tiene origen y efecto, no rige de igual forma en el universo cuántico, donde ambos principios, el de causa y efecto, se funden en un bucle que se desenvuelve fuera del espacio y del tiempo.
Hay que aclarar que en ambos casos estamos hablando de especulaciones teóricas que no afectan a nuestra comprensión del mundo ordinario: un perro siempre es un perro para cualquier persona que lo mire, y si tiramos de una cuerda, indefectiblemente suena la campana a continuación.
Pero el mundo cuántico es una caja de sorpresas regida por tres tipos de paradojas, tal como explica la física Marta García-Matos: las que desafían a la física clásica, las que desafían a la intuición y al sentido común, y las que desafían a la misma física cuántica.
Y añade: las primeras evidencian que la física clásica falla en algunas predicciones; las segundas evidencian que las intuiciones nacidas de nuestro contacto con el mundo fallan en algunas predicciones, y las terceras (construidas para testear la consistencia de la nueva teoría) no sabemos aún bien qué evidencian, pero con esos términos auguramos que la tierra temblará.
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