En 1965, la misión Gemini 3 tenía de objetivo saber que tipo de comida podían comer los astronautas. Aunque llevaban comida de sobra, dos de los astronautas llevaron una empanada de carne, porque según ellos, querían disfrutar de una ''delicia terrenal''.
El problema fué cuando quisieron degustarlo, ya que al primer bocado, muchísimas migas volaron sin rumbo por la nave, cosa que es todo un peligro para las misiones.
Desde entonces, la NASA dejó bien claro que no se podían llevar alimentos de contrabando al espacio. Hasta ahora. Una empresa privada ha conseguido desarrollar un pan que no suelta migas y que estará listo para el próximo verano.
Según ellos, quieren hacer una masa que se pueda comer en el espacio y una máquina que sea capaz de hornearla en la nave. Los creadores de la iniciativa desean que los astronautas puedan disfrutar del pan recién horneado y fresco y que les permita recordar sensaciones que les hagan sentirse más cerca de su hogar.
Por Everton Vinícius
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